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Sugiero comenzar por el principio ;)

viernes, 29 de noviembre de 2013

Mi primer beso (parte uno)

Hola!no hace falta que aclare que tendría que estar haciendo un trabajo práctico, ¿o sí? jaja. No importa. Esto es algo que se me ocurrió hace como medio segundo, ahí va :)

Eran las cinco de la tarde y queríamos viajar, bah, yo quería viajar y que él me acompañara.
-Señor, un boleto por favor, y si tiene directo, ¡Mejor todavía!
Le sonreí al vendedor de pasajes de la terminal. Era un hombre con amplios bigotes que descansaban, lánguidos, sobre su boca. Me miró y preguntó:
-¿Hacia donde?, tenemos más de 20 destinos dentro del país.
-Bueno, en realidad yo persigo un solo destino hace un par de años. Quiero un pasaje hasta los labios de aquel chico que está hablando con la señora mayor.
 El empleado me miró asombrado. Creo que pensó que estaba loca.
-Acá no vendemos de esas cosas. ¿Por qué no vas y se lo pedís al muchacho en cuestión?
Empecé a ponerme nerviosa, yo, que tan resuelta creí que estaba.
-Mire, señor, las cosas no funcionan así. Me comentaron que usted es una especie de cupido Chaqueño, y que vende boletos mágicos que llevan a las personas a los lugares de sus sueños. Lo traje conmigo con la excusa de que vamos a ir a Quitilipi a comprar unas cosas, no me haga esto, por favor.
-Mirá, pequeña, primero tengo que decirte que eso de "los lugares de sus sueños" es el eslogan de la compañía, y segundo, que nadie puede comprar besos, no si son de amor, -ya se lo notaba menos tenso-. Además, vos estás muy chica para andar dando besos.
Su última frase me quedó rebotando entre las sienes. De verdad deseaba yo un beso de ese chico hacía más de dos años. Este vendedor no sabía nada.
-Quince años son suficientes para aprender a besar. Creo que usted no me ayudó en nada, disculpe si lo he molestado.
-No hay cuidado.
Frustrada, desanimada, con el ánimo tan pesado que se me caía por los pies, caminé lentamente hacia donde mi amigo charlaba con una viejita.
-No hay pasajes para hoy, vamos otro día.
Ya me conocía tanto que notó mi desánimo así que paramos por un quiosco y, sin decir nada, fue y me compró un paquete de rocklets.
Hacía varios años que éramos amigos, hacía un par de años que yo me moría por él. Las risas, los chistes, los momentos tranquilos, los difíciles, todo era más lindo cuando él estaba y me regalaba su mirada color cielo. Él no sabía lo que yo guardaba en mi corazón, así que solo éramos amigos, aunque yo estaba terrible e irremediablemente enamorada de todo sus ser.
-Escuchame.-me dijo- tengo que decirte algo.
Caminábamos por una plaza que quedaba camino a casa. Paramos y nos sentamos en un banquito, estábamos bastante más separados de lo que yo hubiera deseado.
-Mirá, Alejandra, la verdad es que todo lo que hago por vos es porque te quiero. No solo como a una amiga, te quiero más.
Mi corazón palpitaba con fuerza. La persona que yo amaba me estaba diciendo lo que yo quería escuchar. La capa intangible de imposibilidad se desvanecía y todo el mundo se iba haciendo más feliz gracias a mi propia felicidad.
-Ahmm...yo...
-No hace falta que digas nada.
Cerrábamos los ojos al mismo tiempo que mi piel comenzaba a sentir un hormigueo producido por mis venas que saltaban locas de contentas. Me entraron deseos de reír, de llorar, de gritar, de bailar, de vivir, de
y me desperté.




La habitación estaba oscura pero mis latidos continuaban con el sueño.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Cosas que a veces pienso cuando me pongo a pensar

Primera entrada con esta etiqueta, y venía bien pero en algún punto me descarrilé. No importa. Mejor no leas.

Normalmente, todo el mundo piensa. Es común del ser humano, supongo yo. Pero pensar y reflexionar son cosas diferentes. Se piensa porque así nos creó Dios y es lo que nos diferencia de los demás seres vivos, pero uno realmente reflexiona cuando se detiene a pensar.
A veces me encuentro pensando en el futuro y, realmente, no imagino nada. ¿Es eso una clase de problema o crisis de los 20 o algo así? Lo único que sé es que quiero ser escritora, quiero ser una buena profesora, quiero viajar y formar una buena familia; y conocer y amar a Dios cada día más. ¿Será todo eso compatible? Preguntas y preguntas que son simples, fáciles de responder para todas las personas que no viven en mi cuerpo. Supongo que así de fácil soluciono yo la vida de los demás y no sé qué hacer con la mía.
Estoy en el camino  tratando de hacer lo correcto. Intentando ser una buena novia, una estudiante destacada, una cristiana agradable pero creo que falta algo. Quizás una especie de epifanía. Pero ¿sería más interesante mi vida al conocer el futuro? “Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”, decía un autor. Quizás no debería fijarme tanto en estas cosas y vivir de la mejor manera el día a día, pero llega un momento en el que la rutina te pasa por encima, te aplasta, te derrumba, te hace trizas, y todo lo que creías que tenías solucionado se transforma en una masa confusa entre blanco, negro y gris.

Nada de amigos, nada de libros, nada de nada. Solamente sola, buscando a Dios a tientas, confiando en que aún así lo puedo encontrar, voy a continuar hacia adelante, porque hacia atrás no se avanza y no quiero retroceder. Bah, al final se vive una vida. Después de tanto pensar creo que hubiera sido mejor no hacerlo. ¡Adiós!

sábado, 23 de noviembre de 2013

Par de relatos

Hola!! Llegando a fin de año creo que por fin voy a ponerme las pilas con el blog :B
Hoy comparto con ustedes un par de cuentitos breves que escribimos con el Cochineitor en la clase de lingüística. La consigna era usar las palabras "revólver/revolver/sería/seria/viaje/viajé/el/él" y, sin una charla previa, salió esto.

“Sin hablarnos ni mirarnos, simplemente, nos encontramos”

La puerta 35
 –Gallardo, Rubén–

   El revólver  fue lo único que quedó. Él estaba tirado y ella, seria con arma en mano.
   Debí suspender mi viaje porque un caso muy urgente había surgido en un departamento del centro de la ciudad. Intenté llamarla pero extrañamente la llamada entró al buzón. ¿Estaría ocupada? ¿Sería eso o algo sucedió?
   Después de varios intentos llegué al departamento y me arriesgué a subir solo. El edificio estaba vacío, todos desalojaron el lugar por el estruendo del disparo.
   Con gran sigilo subí las escaleras y llegué a esa puerta, la puerta 35. La abrí gritando –las manos en alto y suelte el arma-, y mi cuerpo se paralizó.
   Mi mente comenzó a revolver situaciones y empezaba a entenderlo todo. Ella tenía el arma apuntando en su cabeza y con ojos fríos y la boca seca dijo “te amo”. Y disparó.
   Desde allí viajé a todas partes sin llegar a ningún sitio. Es por eso que me dejo caer a este abismo congelado con mis ojos mirando al cielo. Mientras el agua se hace mi confidente y la luna desfigurada -con su resplandor-, me regala la esperanza de volver a encontrarla.

Una mirada seria
–Insaurralde, Jandra–

   ¿Quieren saber el verdadero motivo de mi viaje? Pues entonces se los contaré.
   Cierta madrugada, me desperté sabiendo que sería un día fuera de lo común. El perro ladraba estruendosamente y eso me quitó el sueño antes de la llegada del amanecer. Cuando bajé por las escaleras me encontré con un viejo amigo muy ocupado en revolver mis pertenencias. Con un paso titubeante pisé el último escalón que crujió bajo mi peso. Al instante, se dio cuenta de que lo estaba observando así que me miró y sonrió. Yo solamente le devolví una mirada seria.
   Me dijo que no me preocupara, que no me haría daño porque había venido a buscar algo que era suyo y luego se iría –el daño ya estaba hecho.
   Esta vez, la que sonreí fui yo. Descubrí el revólver que traía escondido bajo la bata, susurré “te amo”, y disparé –te amé-, dejó de moverse.

   Nadie me quitaría el secreto que ocultaba en la caja  fuerte de la sala de estar, ni siquiera él. Es por eso que viajé hasta aquí, para escaparme del pasado.
FIN